El 2015 será dulce y amargo para Christopher Morel. Hay otra palabra que indefectiblemente va de la mano con el año en que firmó y estuvo a un tris de perder su carrera: inolvidable.
“Todavía sigo agarrado de la mano de Dios, porque donde he llegado es gracias a Él, a mi familia y personas cercanas a mi familia”, dijo a elCaribe el dominicano que ha causado un impacto positivo tras ser ascendido a las Grandes Ligas en días recientes por los Cachorros.
Era finales de diciembre, cerca de los días de festejo y con más razón para cerrar el año feliz tras un bono de 800 mil dólares en la misma cosecha que tuvo a Vladimir Guerrero Jr., Gilberto Celestino, Juan Soto y Fernando Tatis III, entre otros. El entonces adolescente de 16 años se dirigía hacia su Santiago querido, había dejado sus pertenencias en el autobús y estaba comiendo algo.
De repente se percató que la guagua arrancaba sin él, pero sí con su equipaje. Arrancó a todo tren y en la ruta chocó con una puerta de cristal que no abrió lo suficiente. En segundos estaba bañado en sangre. Su carrera de pelotero profesional quedó relegada a la incertidumbre.
“Yo había terminado de practicar en Boca Chica, un 21 de diciembre, a pasar la Navidad con la familia en Santiago”, dijo el producto de la Ciudad Deportiva, entidad que mencionó varias veces en agradecimiento. “Al ver que el bus se iba, me mando corriendo y no le di tiempo a la puerta (de censores) que abriera y me la llevé con mi lado izquierdo. Por un centímetro no perdí el ojo, tuve lesiones en los tendones del antebrazo, me dieron puntos en la cara, en fin”, agregó el hijo del otrora jugador de baloncesto Rafael Disla y sobrino de Guillermo García, de grata recordación con las Águilas Cibaeñas, la escuadra a la que Christopher pertenece en la pelota local.
En enero de 2016 se fue a los Estados Unidos, donde le limpiaron y arreglaron los tendones lastimados y comenzó la larga espera. “En un momento me derrumbé porque lo que veía no era muy bueno”, dijo el jugador del cuadro y jardinero que se perdió todo el 2016.
“En el 2017 fue que pude volver al terreno, gracias a Dios y a tanta gente buena que me ayudó”, comentó. El pasado 17 de mayo estaba con el uniforme de los Cubs y pegó jonrón en el primer turno de su carrera. Se ha dejado sentir con un promedio de .278, un porcentaje de embasarse de .368 y tres jonrones y llegó a las bases en sus primeros 22 partidos, una marca del club. “Agarrado de Dios siempre”, dijo en tono serio. Él es una prueba de los milagros del Señor.
DICE QUE ELOY JIMÉNEZ ES COMO UN PADRE PARA ÉL
Morel se ha sentido muy a gusto con el trato que ha recibido en MLB de Jonathan Villar y Wilson Contreras, entre otros, pero no puede pasar por alto a alguien que le ayudó bastante en su recuperación. “Eloy Jiménez es mi papá. Me ayudó en todo mientras yo no podía mover el brazo”, dijo sobre Jiménez, quien perteneció a los Cachorros. “Con la comida, con el inglés, el apoyo para no rendirme, en fin, en todo. Yo le agradezco mucho porque en ese momento no estaba con mi familia y él se hizo cargo de mí”, expresó.